Durante el Seminario que realizó el IAU en noviembre 2004, el Doctor Puceiro, contó que cuando se estaba preparando el ingreso de Uruguay al Tratado Antártico, tuvo ooportunidad de ofrecer una charla para un grupo de niños de una institución católica.
Allí los niños se interesaron mucho, por el tema antártico, y cuando él les contó que se iba al exterior a lograr que nuestro país fuera admitido como miembro consultivo del tratado, una monja les dijo a los niños, que rezaran para que Uruguay fuera aceptado...
Según contaba, los niños rezaron durante todo el período de negociaciones, y cuando el regresó, con el logro de que Uruguay fuera aceptado como miembro pleno, uno de los niños le envió un mensaje, recordándole que ellos habían estado rezando todo ese tiempo, y que finalmente se había logrado el objetivo.
La anécdota sirvió como cierre del Seminario, y si bien parece algo inocecnte, resultó muy emotiva para todos los presentes, porque reflejó la simpleza de los niños, quienes a pesar de ser tan pequeños, comprendieron la importancia de que nuestro país fuera aceptado como miembro pleno del TA.
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